domingo, 6 de diciembre de 2015

¿Cuándo fue la última vez que te abrazaron y te sentiste más completa que nunca?

Bien, nunca había sentido que en el momento en que miro fijamente a esa persona que me gusta a los ojos y él me está mirando a mí, todo a mi alrededor desapareciera, pero con él... no se como explicarlo, de verdad, es como si el tiempo se parara y no se ni que hora es, pero eso no me importa, porque ahí esta él, no se si es de día o de noche, ya que el sol, la luna y todas las estrellas están dentro de sus ojos. Me siento tranquila, relajada, más feliz que nunca, es como si esa mirada la conociera desde siempre, siento que al fin llegue a donde tengo que estar. Esa mirada, esos ojos, curaron todas mis heridas, quizás heridas del alma, o del corazón, pero estoy segura que lo curaron todo. No sabía si sonreír o llorar, ya que ese momento fue tan hermoso, tan fantástico, me sentí algo frágil ya que esa mirada me quito todas mis fuerzas, me sentí liviana, como si él me levantara y me llevara hasta el cielo, con solo el hecho de que su boca esté rozando la mía.  Son tantos sentimientos juntos que es imposible de describir cual fue el exacto que sentí en ese momento.Pienso que te encontré, después de tanto, ya que creo que era necesario el encuentro tan esperado, ese del que tantos hablaban mis amigas, de lo que los poetas escriben y de lo que yo, a veces, pienso. 
Me afirmo que te encontré porque era ese el momento tan anhelado, ese lugar en el que me interno y no quisiera salir jamás. 

Te encontré como no creí nunca encontrar a nadie, no creí que todo lo que necesitaba podía encontrarlo en vos. Ahora se que te encontré porque todo lo que creía perfecto hasta ahora es lo más mínimo al lado tuyo y de lo que siento por vos. Te encontré y se que podría quedarme mirándote una eternidad sin cansarme, darte la mano y saber que nunca me vas a dejar sola pase lo que pase. Te encontré y me sentí como hacía muchísimo no me sentía.
Te encontré y entonces ahora por fin comprendo que si este encuentro es tan esperado, y si la espera se terminó, y ahora solo queda ser feliz, y ser feliz es tener amor, y en ese amor estás vos, es ahí donde quiero estar, con vos.

Sos la herida que nunca me va a sanar



Pensar que miro hacia atrás y veo todo lo que pase con vos, los momentos mas lindos hasta los mas feos, los momentos de felicidad y los de llanto, eran puras risas, era tan puro todo. Y ahora miro para adelante, veo que esta todo en negro, que ya no estas, que lo que era todo lindo vos te lo llevaste, hasta los momentos mas felices te llevaste todo vos. Es tan raro tratar de seguir mirando para acá porque vos ya no estas, es raro estar sola, es raro que las cosas que hacia con vos ahora las tenga que hacer sola. Y no entiendo porque te fuiste, solo se que estas mejor y que voy a tener que respetar tu decisión aunque por dentro no quiera. Es tan feo que la vida sea injusta, que de un momento al otro te saca a la persona que vos mas querías en el mundo y que se que no va a volver y aunque grite, patalee, llore, pegue ya no la va a devolver, por eso quería decirte que aunque estemos tan lejos aunque quisiera tener a dos pasos, quiero decirte que sos esa herida que nunca me va a sanar, y es una de las cosas mas hermosas y feas a la vez porque me dejas con tus recuerdos que es lo único que se que me va a quedar para toda la vida y mediante sueños voy a poder verte porque se que ahí no me dejaste y no me vas a dejar nunca. No pierdo las esperanzas, se que te voy a volver a ver, a encontrar y vamos a estar como estuvimos cuando yo mire para atrás y veía que eramos felices. Mientras tanto, te deseo lo mejor.


Kilómetros

Y de repente estamos así, nariz con nariz, tan cerca que nada podría separarnos, y a los segundos veo como te vas achicando, alejándote a una velocidad que nada podría pararte, llevándote todo y dejando un vacío. Otra vez nos volvemos números. Otra vez quisiera sentirte a centímetros aunque nos separen kilómetros. Y a los segundos veo algo, algo que hace que quiera que estés a miles de kilómetros, donde no pueda verte y que si me arrepiento no pueda hacer nada. Veo como te vas achicando, alejándote a una velocidad que nada podría pararte, te di todo y me dejaste un vacío. Otra vez nos separan kilómetros aún estando a centímetros. 
Y después estoy al punto de fundirme en una sola persona y a los segundos me despierto y se rompe el hechizo. Veo como te vas achicando, como te alejas de mi sin saber hasta cuando. Ambos queriendo quedarnos, ambos desesperados por tratar de frenar eso. Nos dimos todo, y ahora me quedó un vacío. Otra vez estás en un lugar mejor, kilómetros hacia arriba cuando hace instantes estábamos a centímetros.
Y de repente abro los ojos y estoy acá, sola, sintiéndome tan lejos de todo pero tampoco queriendo que estén cerca, al punto de estar tan asfixiada que quiero respirar por un rato, encontrarme a mi misma. Veo como todo se aleja, como todo se hace chiquito y no queriendo hacer nada para frenarlo. Les dí todo, solo necesito un momento para mi, para llenar mi vacío. Otra vez pongo a todos a kilómetros aun cuando quieren estar a centímetros.
Es increíble como la distancia es tan confusa que no distinguís si es real o no. Cuando los kilómetros son tan abstractos que a veces son solo números y otras son un millar de sentimientos. Es increíble como teniéndote tan lejos te sienta tan cerca y como a veces estando tan cerca te siento mas lejos que nunca. Como de repente la cama se alarga y estás a kilómetros de distancia y como de repente los números se achican por un rato y estas acá, conmigo. 
No quisiera nunca ser víctima de la distancia, te vuelve impotente, te saca lo que más querés y no podes hacer nada. Te obliga a refugiarte en los recuerdos, es lo único que queda, es la cura temporal el pensar que va a volver todo eso que extrañas. Aunque no lo haga, hace bien creerlo, de vez en cuando no está mal vivir de recuerdos. 

sábado, 5 de diciembre de 2015

Regalo su corazón solo para ser feliz

Érase una vez, un nene que iba regalando pedacitos de su corazón a todas las personas que se encontraba. Iba recortando trocitos, poco a poco, días tras día. Pasaba el tiempo, y él se preocupaba un poco, porque pensaba que al final se iba a quedar sin corazón. Pero conforme pasaban los latidos, un día se dio cuenta de que su corazón en vez de hacerse mas pequeño, crecía cada vez más. Él no lo entendía, porque todos los días recortaba un poco, y lo lógico era que el corazón se hiciese cada vez más pequeño.

Pasó el tiempo, y el nene dejó de ser un niño, se convirtió en un chico, después en un hombre, y por ultimo en un anciano.


Un día su corazón comenzó a ir más despacio. Se estaba muriendo. Le dijo a su mujer: "no llores, he sido tan feliz con el corazón tan grande que no tengo más remedio que morirme sonriendo." Y cerró los ojos. Su corazón dejó de latir.

Había regalado trozos de corazón a gente que no se lo merecía. Pero esto no era un problema. No se arrepentía. Lo único que sentía por esa gente era lástima y no les tenía ningún rencor. Había valido la pena los trozos que había regalado a personas agradecidas. Éstas habían agrandado su corazón el doble, habían hecho de su vida un sueño: un sueño rodeado de acciones transparentes, de conversaciones sinceras, de momentos auténticos, de abrazos sentidos, de besos para siempre. En definitiva, un sueño hecho realidad, una vida de felicidad perfecta, la única que de verdad existe, la que tienen los corazones grandes.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Se alejaron... pensativos, sin creer en nada y creyendo en todo, aquella noche fría, la pasión, y de la mano.

-     No sé qué termino pasando con cada uno de ellos por separado. Sólo sé que ella se puso a hacer la valija en cámara lenta, con el lagrimal desgarrado y con la esperanza viva, por si acaso.

-     Pero si se querían un montón, o eso parecía. Me cuesta creerlo.

-     Sí. Eso es lo que sé, bueno…eso y que él nunca supo lo cerca que estuvo ella de hacerle feliz.

-      ¿Por?


-     Porque sí…porque las personas, en realidad, somos momentos. Y los momentos, a veces se estropean demasiado, hasta el punto de no poder retroceder ni solucionar nada. Una lástima. ¿No crees?

-     Me parece tan triste que no quiero creer que dos personas que se quieren tengan que separarse. Prefiero creer que en realidad dejaron de quererse o que nunca se quisieron. Prefiero incluso creer que el amor no existe, y que por eso pasan estas cosas, porque nos creemos que existe.


-    Vos podes creer lo que quieras. En realidad, no hay ninguna verdad, ni ninguna mentira. Todos tenemos nuestro propio concepto válido, según las circunstancias de cada uno; lo que hayamos vivido o nuestro límite. Nadie sabe la verdad absoluta, porque la verdad absoluta, no existe.

-    ¿Entonces? ¿Cómo se supone que tenemos que actuar? ¿Por qué es todo tan complejo?


-     Jajaja, no te pongas mal. Yo no sé cómo tenemos que actuar. Nadie lo sabe.


-     Seguro que hay alguien. Somos muchos en el mundo. Habrá alguien que sepa lo que hace, y cómo actuar.


-    ¡Puede ser! Es una opinión. Y ahora vamos, que hace frío. No te preocupes, ella ya se había hecho la maleta varias veces. Se lo esperaba.

-    ¿Sí? ¿Y por qué aguantó tanto tiempo?

-     ¡Ay, yo que sé! Ya te dije que todos tenemos un límite. Y deja de hacerme preguntas, nunca sabremos lo que pasó.




oriana


Inexistencia

Hay cosas que se lleva el tiempo. Cosas que ya no vuelven a ser igual. Por mucho que las sueñes o las escribas. Por mucho que las digas o las calles. Las llores, las mastiques, las cosas con aguja e hilo…Y mira que las gritas, las sudas, las temblas, las descoses, las vomitas, las mordes, las relajas, las pisas, las tiras a la basura,  o simplemente, las ignoras. Pero entonces enloqueces. Huyes. Saltas. Ni siquiera te despedís. Y por mucho que las calmes, que las golpees, que las maltrates, que las cuides, que las intentes, que las duermas…llega un momento en que ni existen. Se convierten en nadas. Cuando el vacío se llena de nadas. De nadas que te ahogan, de nadas que te anclan las alas y las ganas… cuando esto pasa, inevitablemente, dejas de existir. 


oriana 

No. Sí

No. Sí. No Hizo bien en alejarse de la suavidad de sus labios. Del lunar de su cadera y de su locura. Sobre todo de su locura. No Hizo bien en alejarse de la línea de sus caderas. Ni De su pecho. De sus andares raros y de su cigarrillo. Ni siquiera sabía fumar. No Hizo bien en irse lejos de esa forma. Cuanta menos más distancia mejor. Cuanta menos más lejanía de sus gestos de cuento de hadas y de sus palabras de azúcar, mejor, mucho mejor. Cuanto menos más alejado de sus abrazos inevitables, esos quedesencarcelaban los sentidos y le daban quitaban libertad, más acertaba.  Cuanto menos más se olvidaba de los besos que dibujaba en sueños y que luego se hacían realidad en un abrir y cerrar de pestañas, más claro tenía  que lo estaba haciendo bien. Sí. Definitivamente estaba siendo una decisión desacertada.